¿Por qué vemos el Vaso medio Lleno o medio Vacío?
Siguiendo con el tópico del vaso medio lleno o medio vacío, supongo que lo has escuchado alguna vez, se ha dicho que en función de cómo ves el vaso cuando está hasta la mitad de agua, si lo ves medio lleno se considera que tu visión es optimista, y si lo ves medio vacío se considera que tu visión es más bien pesimista.
Para que no le des tantas vueltas a si el vaso está medio lleno o medio vacío, alguien añadió la acepción de que la solución era soltar el vaso, o lo que es lo mismo, dejar de darle tantas vueltas, de modo que "qué más da si ves el vaso medio lleno o si ves el vaso medio vacío, lo que tienes que hacer es soltar el vaso".
Ciertamente, la visión optimista o pesimista del vaso de agua, que también puede aplicarse a cualquier otra coyuntura o evento más allá del vaso de agua, tiene que ver con nuestras circunstancias biográficas, experiencias que uno ha vivido y registrado en las que no voy a entrar hoy, desde donde la persona estructura una visión y un sentir de las circunstancias que tiene que afrontar a lo largo de su vida. De modo que ante cualquier situación, ante cualquier planteamiento o ante cualquier conflicto que se le presente a la persona, esta proyectará su visión y su sentir interno, como predisposición, en aquello que se le pone por delante.
Lo de soltar el vaso, así como soltar lo que sea (una relación, un trabajo, etcétera, es la solución fácil que se le puede dar a quien no sabe cómo gestionar todos aquellos pensamientos negativos que a uno le pueden venir y en los que puede atraparse sin encontrar una salida. De modo que si tienes que soltar el vaso pasando por encima, por ejemplo, de los aspectos negativos que observas y sientes, esto sería algo así como pasar a la acción negando lo que sientes, o lo que es lo mismo, decidir sin haber madurado la decisión. Por tanto desde estos lugares estamos hablando de tomar una decisión que no ha madurado y que acaba de un plumazo con todo para creer que se ha sacado de encima el problema. Evidentemente se lo ha sacado de encima, pero ahí no se ha aprendido nada o se ha aprendido poco, y la situación volverá a repetirse muy seguramente desde el mismo escenario, aunque con diferentes actores.
De manera que así como el optimismo de ver siempre el vaso medio lleno puede derivar en omnipotencia cuando uno cree poder con todo y más, o puede derivar también en euforia y en un positivismo ciego de la realidad, por el lado del pesimismo de quien ve el vaso medio vacío puede derivar en frustración, en depresión y en derrotismo, sintiendo que lo que sea que afronte no será posible, que será imposible, vamos, y que si algo puede salir mal, saldrá mal. Por tanto ahí me quedo parado y muy difícilmente me muevo de donde estoy.
Para trascender estas circunstancias, ya sea por impulsividad o falso "empoderamiento" por un lado, ya sea por negativismo por el otro, y alcanzar estados de optimismo o pesimismo moderado, flexible, sustentado en la realidad, es preciso que la persona se adentre en esas circunstancias… si no lo sabe hacer solo, pues acompañado. Que pueda sentir lo que le atrapa ahí, que pueda tomar conciencia, y a partir de ahí aprenda a transformar esos patrones que suelen estar muy rígidos y arraigados.
Desde este proceso personal, la persona puede ir aterrizando en la realidad para verla tal cual es, y será entonces, después de transitar todo ese proceso cuando la persona realmente pueda plantearse soltar todo eso que le acompaña y le condiciona para mal. Pero será entonces cuando pueda hacerlo, no antes. Quiero decir, unos irán más rápidos, otros irán más lentos, pero qué más da, cada uno tiene un ritmo y un tiempo que es necesario respetar. Soltar es una acción necesaria, por supuesto, es importante aprender a soltar y dejar ir aquello que ya no está en nuestras vidas para poder tomar lo que está por llegar, pero antes de eso, hay un proceso que no se menciona y que considero muy importante.
Con todo esto quiero decir que después de ver el vaso medio lleno o medio vacío, antes de soltar el vaso, si es que hay que soltarlo, es mucho más importante sostenerlo, desarrollar la capacidad de sostener las circunstancias difíciles, y de responsabilizarse y dar la cara ante ellas. Sostener, del latín sustinare, tener desde abajo, tener desde abajo… lo que hace cualquier madre con su hijo cuando no se sostiene por sí mismo con los pies en el suelo. Porque cuando sostenemos lo que sentimos, lo que nos sucede, antes de soltar nada, tenemos la oportunidad de trascenderlo, de ver las circunstancias desde otros lugares. En muchas ocasiones, transformar desde dentro y soltar patrones que llevamos dentro de los que quizá no somos conscientes, tiene mucho más valor que soltar desde fuera. Soltar desde ahí, de lo que llevo dentro, más que de lo que me aparece fuera, bajo mi punto de vista y desde mi experiencia, ese sí que es un soltar significativo, importante y evolutivo.
Sostener es estar con las circunstancias, sentirlas, vivirlas, desde abajo. Después de eso vemos si lo soltamos o no. Pero después de eso. Soltar sin atender a ese proceso, como tan de moda está ahora, yo lo veo sobre todo en los círculos new age o en terapias que promueven la impulsividad y el falso empoderamiento, nos puede atrapar en círculos viciosos sin salida con los que no crecemos ni evolucionamos como personas. Porque si me la paso agarrando y soltando, agarrando y soltando, básicamente me la estoy pasando soltando, atendiendo poco a lo que agarro, y atendiendo nada al auténtico reto que bajo mi punto de vista es el de sostener, tener desde abajo, que quiere decir estar con lo que nos sucede y responsabilizarnos de ello. Evidentemente, a sostener se aprende directamente cuando nos han sostenido en nuestros procesos y en nuestros conflictos a lo largo de nuestro desarrollo. Si ahí no te han sostenido, ese aprendizaje lo tienes pendiente. Porque si tú te sostienes, puedes sostener y afrontar cualquier circunstancia que te acontezca, y en este sentido, podrás tomar decisiones maduras porque les has dado el tiempo de maduración que requieren.