Supervisión Profesional


A lo largo de mi experiencia profesional como terapeuta tuve la oportunidad de acompañar en su proceso terapéutico a pacientes que también eran terapeutas. En ese recorrido estuve bajo la supervisión de Marc Costa i Seguí, psicólogo clínico y director de la Escuela de Terapia de Integración Psico-Corporal. En los últimos tiempos realizo supervisión junto a un grupo reducido de terapeutas de confianza.

En los primeros tiempos como terapeuta, para mí fue fundamental disponer de un espacio de supervisión profesional donde compartir mis dudas, inseguridades y dificultades propias de la inexperiencia en un campo tan complejo como el terapéutico. Más adelante, el espacio de supervisión se convirtió en el lugar donde adquirir una visión externa, panorámica, para continuar aprendiendo de las realidades que acontecían en el espacio terapéutico.

Cuando empiezas tu actividad terapéutica profesional, lo normal es sentir inseguridad, miedos, nerviosismo, dudas... Te enfrentas a una gran responsabilidad, que además es nueva, desconocida. Si no tienes experiencia y no quieres ir dando palos de ciego a través del ensayo-error, con la soledad y los riesgos personales y profesionales que comporta, es necesario acompañarse de un profesional experimentado. 


Así por ejemplo, es fundamental tener muy claro el lugar que ocupas en el marco terapéutico que ofreces: saber cómo realizar una primera entrevista, cómo situar un buen marco terapéutico, cómo adquirir pistas significativas acerca de la persona que tienes delante... Cuestiones básicas que, sorprendentemente, a menudo no se enseñan. 

A nadie le enseñaron la práctica profesional hasta que no se encuentra ante la realidad de estar como terapeuta ante un paciente.

Personalmente concibo el espacio de supervisión como un espacio necesario para el buen desempeño de la profesión y para que la relación terapéutica que se establece con el paciente y su proceso terapéutico fluyan de la mejor forma posible. Asimismo, aprender a ser terapeuta es también evolucionar como persona: la profesión implica un cuestionamiento y una revisión personal permanente, tanto de las formas de estar, como de las formas de proceder como terapeuta. 

¿Qué es la supervisión profesional?

Supervisar es "mirar desde arriba", desde lo alto, tomar perspectiva para contemplar el trabajo realizado, alzarse sobre las circunstancias para obtener una visión global de lo que está aconteciendo. Desde esa perspectiva se aprende a hacer, tomando conciencia e integrando un aprendizaje que se adquiere desde la experiencia. Como en todas las profesiones, se hace camino al andar, y si en ese camino recibes la ayuda y acompañamiento de alguien más experimentado, sin duda que el trayecto es mucho más llevadero.

La supervisión profesional es un espacio donde, por un lado, el supervisado inexperto comparte las dificultades que vive en su experiencia con pacientes para poder ir más allá de ellas. Por otro lado, en el caso de profesionales con mayor trayectoria, la supervisión asegura un espacio de reflexión sobre el propio trabajo, contrastando formas de actuación e implicaciones personales, que de no disponer del espacio de supervisión, difícilmente se tratarían. A través de la práctica profesional y de la supervisión se reconstruye, se recicla y se reformula, tanto la identidad personal como la identidad profesional del supervisado. 


El supervisor es responsable de generar un clima de comunicación y diálogo, de confianza y respeto, de conciencia y reflexión, respetando los ritmos y el momento de cada cual, y propiciando la integración de nuevas formas de proceder, nuevas formas de relacionarse, mayor conocimiento de sí mismo -posibilidades y limitaciones-, y una manera personal propia de desempeñar la profesión.

La relación que se establece entre el supervisor y el supervisado clarifica temores y dudas, estimula y guía para encontrar soluciones, y trata especialmente los factores conflictivos generadores de tensión, así como los relacionados con la personalidad del supervisado. De modo que es de ayuda para orientarse, reorientarse, resolver problemas, elaborar planes de acción y optimizar la capacidad de los servicios prestados logrando la mayor eficacia y satisfacción.


Supervisar implica analizar y escrutar el trabajo del supervisado como sujeto activo en su proceso de aprendizaje: qué se ha hecho y cómo se ha hecho. Se realiza un seguimiento del material terapéutico, y se evalúan las actuaciones realizadas abordando los procesos desde diferentes perspectivas, con capacidad autocrítica y observando las diferencias entre prácticas adecuadas y no adecuadas. El análisis, la indagación y la reflexión compartida desbloquean procesos que en un momento dado pueden estar estancados o con una dirección confusa. 

Cómo se desarrolla una sesión de supervisión

El supervisado relata una experiencia o situación concreta de su práctica profesional que quiere supervisar, una situación vivida como problemática, insatisfactoria o deficitaria en algún aspecto. A partir de ahí se plantea:

  • Qué ocurrió, cómo se vivió
  • Qué pensó que debía hacer, o quiso hacer, pero no se atrevió
  • Qué hizo o dejó de hacer
  • Qué experimentó
  • Cómo gestionó lo que le pasaba y lo que le pasaba al paciente
  • Qué resultados o reacciones se generaron
  • Qué cuestiones o dudas se planteó
  • ... y cómo lo relaciona todo. 

En definitiva, se reconstruye y se comprende la experiencia profesional para ampliar la conciencia de la misma.

El supervisado expresa cómo percibe y siente la situación profesional, qué le significa y qué conductas adopta. Se reflexiona, se indaga y se exploran los modos de acercarse a esa realidad, sus formas de interpretación, sus creencias y suposiciones, expectativas y demandas, temores e inseguridades, modos de funcionamiento, reacciones, recursos personales... El objetivo es discernir los abordajes y planes de acción más adecuados para resolver la problemática de la situación concreta.


En el transcurso de cada sesión de supervisión, la dimensión de crecimiento personal y de competencia profesional se entrelazan continuamente. A través de la experiencia y de la implicación profesional, el supervisado se transforma y evoluciona. El acontecer de los hechos supervisables y las dificultades propias del supervisado pautan el proceso de supervisión. De modo que la supervisión también elabora los aspectos personales del supervisado que pueden estar influyendo en la práctica profesional, sobre todo los que afectan a la relación terapéutica. De esta forma se consigue que se puedan comprender, integrar y trascender las tensiones, conflictos y dificultades que se presentan.

De modo que la supervisión aborda las dificultades relacionales elaborando aquellos aspectos distorsionadores que puedan incidir en la relación terapéutica. Es necesario manejar adecuadamente los sentimientos y los valores propios. Asimismo, es fundamental que aprendas a situarte en el lugar profesional que te pertenece -qué es mi responsabilidad y qué no es mi responsabilidad-: se establecen los límites relacionales necesarios y el marco terapéutico adecuado para asegurar el buen fluir del proceso terapéutico.

Todo ello propicia una mayor conciencia de uno mismo y de la práctica profesional. Se experimenta una mayor satisfacción en el ejercicio de la profesión, aprendiendo a sostener los procesos terapéuticos y consolidando la identidad profesional. Por el contrario, si estás solo ante las dificultades que te presenta una profesión tan compleja como la terapéutica, no es de extrañar que acabes saturado, con malestares varios y en alguna medida desequilibrado, hasta el punto de plantearte abandonar la profesión.

La supervisión se lleva a cabo en sesiones individuales regulares que serán acordadas con el supervisado. La sesión de supervisión tiene una duración de una hora. Presencial y online.

Sesiones de supervisión profesional dirigidas a:

  • Ámbito educativo: maestros de primaria, profesores de secundaria, educadores, terapeutas ocupacionales...
  • Ámbito sanitario: enfermería, médicos...
  • Ámbito terapéutico: terapeutas

Si tienes interés en trabajar juntos...