Afrontar la Transformación (la tensión entre lo nuevo y lo viejo)

21.02.2023


En cualquier aspecto estructural de la vida, tan importante es lo antiguo, lo viejo, como lo nuevo, lo innovador. Así como lo antiguo apenas es cuestionado, o digamos que es más complejo de cuestionar, lo innovador se encuentra siempre en entredicho. La estructura, por definición, desconfía de lo nuevo, dicho de otra forma, el psiquismo siempre se agarra a lo anterior, aunque lo anterior no sea tan eficiente o no esté tan adaptado a la realidad. La estructura cuestionará lo novedoso desde todos los puntos de vista. Y está bien que sea así. Pero... ¿por qué no está tan bien que cuestionemos lo antiguo, lo que hasta el momento ha funcionado, pero que ahora quizás ya no?

Ciertamente, situarse en uno de los dos polos exclusivamente, suele ser un problema. Quien se sitúa solo en el polo conservador, va a ser difícil que se lo mueva de ahí. El miedo desde este lugar es muy poderoso, la tendencia al riesgo, a salir de lo conocido, cualquier cosa que implique desafiar los prejuicios o lo preestablecido, será visto como peligroso y se censurará sin miramientos. Desde este polo conservador suelen mantenerse estructuras rígidas en el tiempo sin apenas modificaciones. Por otro lado, desde el otro polo, si no existe un buen contrapunto que afiance una determinada estructura, el caos y la aventura pueden ser una constante, será muy difícil estructuras y echar raíces, aunque paradójicamente, a pesar de moverse en estructuras inestables, desde este lugar la persona encuentra la seguridad en el cambio y en la transformación constante.

Sabemos que cuando se nos plantea alguna novedad en nuestra vida, alguna propuesta novedosa, algo que nos saca o nos puede sacar de nuestra zona confortable y que nos supone un reto, en nuestro cuerpo se produce una cierta tensión inconsciente. Obviamente debemos valorar si aquello sintoniza en alguna medida con nosotros. Asimismo, también sabemos que nuestro inconsciente a un nivel profundo busca básicamente seguridad, pero también eficiencia. De inicio, cualquier cosa diferente a lo conocido, cualquier cambio o perspectiva distinta puede ser una amenaza, porque amenaza la seguridad y la estabilidad tal como cada cual la concibe o la tiene registrada.

En esas circunstancias, desde el tálamo y la amígdala suelen activarse registros inconscientes de miedo que activan el sistema nervioso simpático y los neurotransmisores excitatorios, fundamentalmente adrenalina y noradrenalina. Ahí el sistema de emergencia interno está activado. Si no logras mantener la calma, evidentemente ahí te cierras y quedas preso en ese circuito. Ahí te puedes pasar la vida en esa zona llamada "de confort" de donde raramente te mueves, a no ser que la vida te saque casi por la fuerza. En estas zonas conservadoras suele haber mucho miedo. La persona puede verse sobrepasada por las circunstancias, no se siente con recursos para afrontar la amenaza, que suele estar más dentro de la persona que fuera. Si ahí puede darse el tiempo que necesita, si lo puede sostener y abrirse, aunque al principio solo sea un poquito, y si puede ver que aquello en realidad no es tan amenazante, el circuito orgánico establecido puede empezar a abrir la posibilidad de enviar señales también hacia la corteza medial prefrontal. Desde ahí la amenaza puede convertirse en reto, en desafío, ahí uno puede empezar a confiar en que tiene recursos para afrontar aquello, puede abrir la perspectiva, incluso pueden emerger capacidades desconocidas que en esas circunstancias tienen la oportunidad de desarrollarse y afianzarse. Suele decirse que "ningún mar en calma hizo experto a un marinero". Atravesar esas aguas en soledad será realmente complicado porque no hay referencia o registro, y el que hay suele ser bastante precario. Probablemente se requerirá ayuda para que uno se sienta acompañado por alguien que tenga ese circuito ampliado porque aprendió a sostener esas circunstancias sin cerrarse. De esta forma la salida de estas zonas puede producirse con mayores garantías.

¿Qué te sucede a ti cuando afrontas coyunturas de este tipo? Desde el lado conservador puro sabemos que se rechaza eso nuevo que podría afrontarse, no se aborda, no se quiere aprender de ello, más bien se reprime y se censura todo lo que pueda cuestionar la estructura previa. Desde el lado más experimentador, más innovador, la persona se lanza más bien impulsivamente a aquello nuevo, pero como que se ha hecho desde un lugar impulsivo, inmaduro, sin que haya podido darse el tiempo de sentirlo realmente, suele tratarse de aventuras de poca trayectoria en que la persona va dando tumbos de estímulo en estímulo, a menudo incluso con estrés. Desde el lado conservador también puede salirse de ahí impulsivamente para acabar de confirmar, a través de la experiencia, que no tenía que haberse movido de donde estaba.

Cuando se realiza un proceso terapéutico consistente ante estas coyunturas, la persona del lugar conservador empieza a abrirse a nuevas posibilidades, así como desde el lado más experimentador se aprende a refrenar los impulsos para darse tiempo a digerir si realmente quiere lanzarse a la nueva circunstancia. En terapia, después de plantearse un tema concreto con el que la persona no se siente bien, se amplía la conciencia sobre el tema en sí hasta que se puede plantear qué quiere hacer con aquello. Si no se plantea nada en ese momento es porque aún falta ampliar más la conciencia y llegar más al cuerpo y al sentir con la ayuda y acompañamiento del terapeuta. Cuando se plantee realmente transformar aquello, será el momento de establecer nuevos registros para generar nuevas experiencias que produzcan un nuevo recorrido interno y externo para ir más allá del registro anterior, que siempre estará ahí, pero con el tiempo irá decayendo por obsoleto.